Tras cuatro años de seguimiento de los voluntarios, los médicos evaluaron la función cognitiva mediante test neuropsicológicos al inicio y al final de la pauta alimentaria asignada y comprobaron que había una mejora de la función cognitiva en los participantes que siguieron la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva y frutos secos respecto en comparación con aquellos que habían seguido la dieta control, en quienes se constató un deterioro cognitivo. La mejora, era independiente de variables como la edad o el sexo.
Según Emilio Ros, miembro del servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital catalán y coordinador del estudio, la dieta con frutos secos fue más eficaz para mejorar la memoria, mientras que la de aceite de oliva influyó de forma favorable en la cognición frontal (encargada de la función ejecutiva).
"Estos efectos beneficiosos de la dieta mediterránea son probablemente debidos a la gran cantidad de agentes antiinflamatorios y antioxidantes que proporciona", subrayó Ros, quien además destacó que es la primera vez que en un ensayo clínico de estas características se relaciona los cambios en el deterioro cognitivo con los hábitos alimenticios.
Fuente: Entorno inteligente
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